lunes, 17 de enero de 2011

¿Cuál es la mayor necesidad que tiene la iglesia hoy?

Reflexiones del capítulo 17 de “La venida del Consolador” de Leroy Edwin Froom

Al leer el capítulo 25 del evangelio de Mateo remece  las bases de la vida cristiana al preguntarse ¿en qué grupo de las 10 vírgenes me identifico? ¿Las prudentes o las insensatas? ¿Todas con lámparas, todas esperando al novio?, Gráfica una mera religión externa, habla de no conocer ¿cual es realmente la condición espiritual?

“Esto representa la condición de la iglesia.  Los sabios y los necios tienen sus Biblias, y han sido provistos con todos los medios de la gracia; pero muchos no aprecian el hecho de que deben tener la unción celestial”  p. 260

La cita anterior es una radiografía de nuestra condición laodicense, creer que estamos bien pero existe pobreza en lo espiritual.
Cuantas veces he escuchado esta expresión en la iglesia: “somos el pueblo del libro”, dejando en claro que somos estudiosos de la biblia.  Pero al aterrizar y darme cuenta que el estudio de la palabra de Dios no vale de mucho si esta no va acompañada de la unción  del Espíritu Santo.

“Sin el Espíritu de Dios, el conocimiento de la palabra no vale de mucho….Podemos estar familiarizados con todos sus mandamientos, sus preceptos, sus promesas y sus profecías, pero al menos que el Espíritu Santo integre estos elementos en la vida real, el carácter no será transformado.  La teoría es inútil sin la realidad” p. 262

Frente a lo citado anteriormente  se responden algunas preguntas angustiosas de algunos miembros de iglesia que no ven avancen en su vida espiritual. Hemos cometido el mayor error de querer vivir la vida espiritual sin el Espíritu Santo. ¡Necesitamos un cambio radical en nuestras vidas!.

Una frase poderosa de este capítulo es “Cristianismo Suficiente”, lo suficiente para engañar la mente que somos cristianos para crear en nosotros una falsa seguridad y el fin será el mismo que las vírgenes insensatas, no estar preparadas y quedar fuera, incluso que Cristo no las conociera.
La parábola  de las diez vírgenes nos  muestra que la falta de aceite es fatal: “Que trágico es tener un nombre vivo y estar muerto…El hombre puede dar la lámpara y la mecha – en otra palabras, puede enseñar la Biblia a otro -, pero no puede dar el aceite, el Espíritu Santo.  Esa es solamente una prerrogativa divina”. p. 272.
Esta cita cala hondo para todos los que ministramos la palabra, podemos enseñar las escrituras sin poseer la unción de lo alto. ¿Qué paradójico? ¿Qué necesidad del Espíritu de Dios en nuestras vidas ?

¿Cuál es tu opinión en relación a lo expresado en este blog?

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