Antes de evocarnos completamente de la promesa dada por Jesús
relacionada con la promesa del Espíritu Santo sería interesante explicar el
término Parakletos, es la transliteración de la palabra consolador en griego.
Abogado.
El Señor Jesús, al ver que se acercaba el fin de su ministerio y en circunstancias que se preparaba para dar por terminadas sus enseñanzas, e impartir a sus discípulos las últimas instrucciones, informó a los suyos con respecto al descenso del Espíritu Santo.
En Juan 4:4 se había referido como a “una fuente de agua,” y en Juan 7:37-38 como a “ríos de agua viva que saldrían del interior de aquéllos que creían en él.
En Juan 14:16 el Señor declara lo siguiente: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre.”[1]
En relación a la frase “otro consolador”:
El pronombre que se usa en ἄλλον παράκλητον aparece donde está presente la idea de dos, y significa: otro, es decir, un Consolador.[2]
“Gr. állos, “otro de la misma clase”. Jesús mismo era un Consolador (ver 1Juan 2:1, donde se traduce “abogado” la palabra que aquí se vierte como “Consolador”; ver el comentario de “Consolador”). El dejaría a sus discípulos (Juan 13:33), pero pediría al Padre que enviara a Aquel que era semejante a Jesús para que quedara con los discípulos no transitoriamente como él había quedado, sino “para siempre”[3]
refería a uno igual a Cristo. Otro, Állos, otro de la misma clase, no jeteros (otro
diferente)
Ya comprendimos lo que significaba el “otro”, pero la palabra PARAKLETOS.
“La palabra griega es paraklétos, que es imposible de traducir. La versión Reina Valera, y la de Scío, la traducen por Consolador, palabra que, aunque hay que reconocer que ha cambiado con el uso, no es una buena traducción. José María Bover, Valedor y Paráclito; y en nota, Abogado o Defensor.
La Nueva Biblia Española pone abogado. Estudiando esta palabra podemos
captar algo de las riquezas de la doctrina del Espíritu Santo. Literalmente
quiere decir alguien que es llamado al lado de uno -como abogado <
advocátus.
“Siempre el paraklétos es alguien que se llama para que ayude en tiempos de dificultad o necesidad. Confortador, que es la palabra que se usa en las biblias clásicas inglesas desde Wycliff, sería en tiempos una buena traducción porque conservaba el sentido latino derivado de fortis, que quiere decir valiente; y un confortador, por consiguiente, era alguien que infundía valor a personas derrotadas o acobardadas o desanimadas (confortar = «dar vigor, espíritu y fuerza»; consolar = «aliviar la pena o aflicción de alguien,»D.R.A.E.). No cabe duda que el Espíritu Santo es Consolador; pero, no limitemos Su actividad lastimosamente. A menudo hablamos de poder con algo, y de no poder más. Esa es precisamente la labor del Espíritu Santo: suprime nuestra incapacidad y nos capacita para poder con la vida”[4]
“Literalmente llamado al lado de uno, es principalmente un adjetivo verbal, y sugiere la capacidad o adaptabilidad para prestar ayuda. Se usaba en las cortes de justicia para denotar a un asistente legal, un defensor, un abogado…. En un sentido más amplio, significa uno que socorre, que consuela….”Consolador” se corresponde con el nombre “Menahem” que dan los hebreos al Mesías”[5].
Existen otros pensadores que corroboraron lo que significaba este calificativo de Consolador[6]
Según lo presentado anteriormente la traducción de Parakletos como
Consolador no es la más acertada, reduce la función del Espíritu Santo, tal vez
la más aceptada por la mayoría de los comentaristas es la de abogado.
También significa confortador, ayudador, intercesor, representante. Pero lo más
importante no es el nombre que recibe el Espíritu Santo sino lo que es.
Por lo antes mencionado podemos decir que este Parakletos es el Espíritu
Santo que proporciono el Padre y el Hijo con una función especial dentro de
este plan de salvación.
En el discurso de despedida a sus discípulos, se refirió en repetidas ocasiones al descenso del Espíritu Santo, y suministró algunos datos con respecto al ministerio que realizaría el Espíritu Santo. Juan 14:17, 26; 15:26; 16:7-15.
Frente a estos datos que Jesús suministro frente a la obra del Espíritu Santo podemos palmar esa preocupación amorosa por los doce como por todos los discípulos en la historia de la redención.
“….Se espació sobre este tema con el fin de consolar a sus discípulos en la gran prueba que pronto experimentarían, para que sintieran ánimo en su gran disolución…..El redentor del mundo se esforzó por llevar consuelo más efectivo al corazón de los dolientes discípulos….escogió el tema del Espíritu Santo, el cual inspiraría y confortaría sus corazones”[7]
Y en esta preocupación por estar siempre personalmente al lado de cada uno de sus amados, su humanidad se lo se lo impedía, presentó en su discurso de despedida a su sucesor, el Espíritu Santo[8] .
Por medio de la obra del Parakletos quiere confirmar lo importante que eres para el Señor. De la misma manera que Jesús dejo a su representante para el consuelo (Consolador) de los discípulos, hoy puedes gozar de la compañía del Espíritu Santo día a día si aceptas a la persona de Jesús en tu vida.
¿Por qué es tan importante el Parakletos en tu vida? , según este articulo ¿El Espíritu Santo es solo para algunos?, espero tus comentarios.
[1]……. “otro Consolador. Esta declaración implica que Jesús era el primer Consolador. Un Consolador es “ayuda en tiempo de necesidad” (Ibíd. p 22)
[2]Roberto Hanna. Ayuda gramatical para el estudio del Nuevo Testamento Griego (Editorial Mundo Hispano. E. E. U. U. 1993)
[3] Francis D. Nichol. Comentario Bíblico Adventista. Tomo 5 (Publicaciones Interamericanas. E: E. U. U) . p. 1012
[4] William Barclay. Comentario al Nuevo Testamento. (Editorial La Aurora, tomo 6.Argentina Tomo 6). P. 69.
[5] W. E. Vine. Diccionario del Nuevo Testamento (Libros CLIE. Barcelona).
[6] San Agustín, In Iaannem, tract 74 …..La palabra Paracletos significa abogado, y así dijo de Cristo: “Tenemos un abogado en Jesucristo par con el Padre (1Jn 2:1)”. El mismo Agustín, en su obra “Ut Supra”: este es en la trinidad el Espíritu Santo, a quien la iglesia proclama coeterno y consustancial con el Padre y con el Hijo.
[8] “Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu Santo como su sucesor en la tierra” (Elena de White, El deseado de todas las gentes, pp. 622, 623).